La prevención de enfermedades bucodentales como la gingivitis, la halitosis, la periodontitis y las caries se basa en mantener una adecuada higiene oral. Esto incluye el cepillado de los dientes después de cada comida, el uso de enjuagues bucales y, en algunos casos, de un irrigador dental. Sin embargo, existe un componente que frecuentemente se olvida en la rutina de higiene bucal: la lengua. Este órgano, en contacto directo con los dientes, encías y paladar, puede convertirse en un foco de bacterias si no se le presta la atención adecuada.
La lengua, al igual que los dientes y las encías, acumula bacterias que pueden contribuir a la formación de placa bacteriana. Su superficie rugosa y húmeda facilita el crecimiento de microorganismos que no solo afectan la salud bucodental, sino que también pueden ser responsables del mal aliento (halitosis) y otras infecciones. Una lengua descuidada puede convertirse en un refugio para bacterias dañinas que afecten el equilibrio de toda la cavidad oral.
Un aspecto clave para mantener una lengua saludable es observar su apariencia. La lengua sana presenta un color rosado, pero si aparece blanquecina, podría ser señal de una infección por hongos o el uso prolongado de antibióticos. El enrojecimiento, por otro lado, puede indicar una deficiencia de vitaminas, mientras que un color oscuro podría estar relacionado con el consumo de tabaco o ciertos alimentos y bebidas como el vino tinto. Aunque su color y aspecto parezcan normales, la limpieza diaria de la lengua sigue siendo fundamental.
El cuidado de la lengua debe integrarse en la rutina de higiene oral diaria. La forma más efectiva de limpiarla es cepillarla desde la parte posterior hacia la punta, utilizando el mismo cepillo de dientes o un raspador lingual, una herramienta diseñada específicamente para esta tarea. Este proceso ayuda a eliminar las bacterias y restos de comida acumulados en la superficie de la lengua, reduciendo así el riesgo de infecciones y contribuyendo a mantener un aliento fresco.
Por último, los enjuagues bucales también son aliados importantes para la higiene lingual. No solo combaten las bacterias que se alojan en la lengua, sino que también ayudan a mantener un buen aliento y una sensación de frescura en toda la boca. Incluir estos pasos en la rutina diaria garantiza una salud bucodental integral y reduce la posibilidad de desarrollar enfermedades asociadas con la proliferación de bacterias en la cavidad oral.