Morderse las Uñas
El hábito: Este hábito nervioso puede romper los dientes e impactar la mandíbula. Poner la mandíbula en una posición que sobresale por largos períodos de tiempo puede hacer presión sobre ella, lo que se asocia con la disfunción mandibular.
La solución: Pueden ayudar los esmaltes de uñas con sabor amargo, reducir el estrés y tener pequeñas metas que sean realistas. Si ciertas situaciones son desencadenantes, agarra algo para mantener tus dedos ocupados.
Cepillarse Demasiado Fuerte
El hábito: Cepillarse dos minutos, dos veces al día es uno de los mejores hábitos que puedes formar. Pero cuidado de no hacerlo muy fuerte. Cepillarse con un cepillo duro, o cepillarse demasiado fuerte puede dañar los dientes e irritar las encías.
La solución: Usa un cepillo de dientes suave con el Sello de Aceptación de la ADA que ponga la presión apropiada. No pienses en ‘restregar’. Piensa en ‘masajear.
Rechinar y Apretar
El hábito: Esto puede causar que se rompan o se rajen los dientes, además de sensibilidad muscular y dolor articular. También puede causar no poder abrir la boca bien o dolor al masticar.
La solución: Ejercicios de relajación y ser consciente de ello hacen la diferencia. Un protector bucal nocturno también puede ayudar. Tendrás menos daño dental, menos dolor muscular y dormirás mejor.
Masticar cubitos de hielo
El hábito: El esmalte dental es un cristal. El hielo es un cristal. Cuando aprietas dos cristales contra sí mismos, uno de ellos se va a romper. La mayoría de las veces será el hielo, pero otras veces un diente o un empaste serán los que se rompan.
La solución: Consume bebidas frías sin hielo, o usa un popote para evitar tentaciones. El riesgo de masticar hielo pesa más que el gusto que puedas sentir al hacerlo
Picar constantemente
El hábito: Picar todo el día, especialmente bebidas o alimentos azucarados te pone en riesgo de caries. Cuando comes, las bacterias que causan la caries se alimentan de restos de comida, lo que produce un ácido que ataca la capa exterior de tus dientes.
La solución: Haz comidas equilibradas que te satisfagan más, durante más tiempo. Si necesitas un tentempié, asegúrate de que sea bajo en grasa y en azúcar. Si te das el capricho de un dulce de vez en cuando, bébete un vaso de agua después para lavar los restos de comida.
Usar Tus Dientes Como Si Fueran Herramientas
El hábito: Tus dientes fueron hechos para masticar, no para servir de tijeras ni sujetar cosas cuando tus manos están ocupadas. Cuando haces esto, te pones en riesgo de rajarte los dientes, hacerte daño en la mandíbula o accidentalmente tragarte algo que no deberías de tragar.
La solución: Para un momento y encuentra algo, o a alguien que te ayude. Tu boca te lo agradecerá.