Tener dientes perfectamente alineados no es común, ya que la mayoría de nosotros tenemos algún diente o muela en posición incorrecta que hace que no nos veamos bien, o que no podamos masticar adecuadamente. Este padecimiento se conoce como maloclusión, un mal común que afecta a todas las personas, derivando en una mordida desviada por la dirección de cada diente.
Según especialistas en la materia, “esta puede ser de un solo diente, de dos dientes o de varios dientes”. Además, una quinta parte de la población puede sufrirla durante la dentición temporal.
No todos poseemos el mismo patrón
Cuando se habla de mordida cruzada, pensamos que todos los afectados padecen esto de la misma manera, pero existen varios tipos de esta:
- Bilateral: esta tiene impacto directo en aquellos dientes de la arcada dentaria, esos que forman el maxilar.
- Posterior: se genera cuando los molares y premolares ubicados en la parte superior de la dentadura obstruyen a los de la zona baja.
- Unilateral: a diferencia del primer punto, esta afecta a solo un costado de la mandíbula.
- Anterior: Igual que el posterior, pero a la inversa. Los molares y premolares de la parte inferior ocluyen a los del área alta.
Los más pequeños
Es en una etapa prematura cuando comienza a manifestarse este problema. Los niños empiezan a ser víctimas de esta situación por diversos motivos.
Aunque no se crea importante, la postura para dormir tiene una incidencia importante. Cuando la persona descansa boca abajo o de costado, gran parte del peso recae sobre la mandíbula, afectándola gradualmente.
Al forzarla de un costado, se irá perdiendo su balance, afectando la alineación de la dentadura a mediano y largo plazo. A pesar de que normalmente cambiemos de posición, solemos volver al punto de partida, repitiendo esta práctica que tanto daño hace a la zona.
Chuparse el dedo no es bueno
Como parte de una vieja costumbre de los bebés, este acto que en ocasiones pueda ser visto como un sinónimo de descanso, donde el dedo sustituye al chupón, su constante accionar puede ayudar a desviar los molares y premolares superiores.
Esto es habitual en los niños hasta aproximadamente los tres años, tiempo más que suficiente para desalinear las piezas de la zona y generando la mordida cruzada posterior.
Lengua poco amigable
A pesar de que pensemos que no tiene fuerza si se compara con la estructura dental, nuestra lengua es capaz de incidir en la mordida. En ocasiones, y de manera involuntaria, empujamos con ella los dientes, sin pensar que tiene consecuencias.
Aunque luzcan fuertes, son capaces de ir cediendo con el impacto de la lengua, ajuntándose por milímetros hacia un lado u otro. Puede que en un principio no se note, pero el tiempo termina demostrando que su efecto es negativo.
Ortodoncia como herramienta poderosa
En una época como esta, la mordida cruzada es fácil de corregir. Sus tratamientos presentan resultados a largo plazo, lo que invita a que tengas mucha paciencia si te sometes a alguno de ellos.
La ortodoncia es la salida clásica a este tipo de padecimientos. Es una alternativa de uso masivo, la tradicional para niños y adultos, capaz de volver a colocar en su debido lugar cada pieza hasta que estas estén perfectamente alineadas.
En este tipo de casos, su duración varía entre seis y 24 meses, todo depende de la gravedad del asunto y lo que considere el especialista. Esto conlleva a un mayor cuidado en la zona y a constantes visitas al odontólogo, superando la anual ya recomendada.
Las ventajas de ser niño
Incluso sin llegar a situaciones extremas donde los dientes se encuentren desalineados, la ortodoncia aparece como una medida preventiva, sobre todo para los niños.
Para esta edad es común que, ante las primeras señales de mordida cruzada, se acuda al especialista para evitar que el caso pase a males mayores. En esta instancia la labor del dentista es la de colocar las piezas para que los dientes crezcan de manera adecuada.
Estos cambios en etapas tempranas son más sencillas de hacer, a diferencia de los adultos, pues se trata de una fase en la que el cambio es algo natural por tratarse del proceso de crecimiento, caso contrario al de los mayores, quienes llegan a un punto en el que todo se queda como está.
Odontología y estética
Otra herramienta fundamental hoy por hoy para los especialistas en el cuidado dental son las coronas dentales. Esta es la opción número uno si tienes dientes que presentan un estado muy deteriorado y donde la raíz aún puede ser salvada.
Considerado además como un proceso de estética dental, esta restauración del área implica visitas al médico de un par de horas para poder hacer las labores de forma exitosa, hablando directamente de una pieza (mientras más dientes dañados, más tiempo de tratamiento).
Esta ayuda a mejorar el ángulo de los dientes, atacando directamente el padecimiento además de acabar con la caries o el daño en el tejido causado por la gingivitis y las bacterias. En principio se debe evitar consumir alimentos duros o hielo hasta que el diente toma la consistencia adecuada.